Una Maestría en Terapia Familiar en Crisol: Un camino de descubrimiento
Soy Sandra Rodríguez, para mí estudiar la Maestría en Terapia Familiar ha sido un camino de descubrimiento de nuevos saberes y de acompañamiento en el proceso de aprendizaje por parte del equipo de maestros. Ellos con versatilidad, experiencia y didáctica nos transmiten los procesos para incursionar y mirar al individuo, la familia y la terapia desde un enfoque sistémico.
La Maestría en terapia Familiar aborda la parte teórica y práctica, por lo que puedo reconocer que este proceso es gradual y sistemático. En mi experiencia profesional, encuentro muy útil tener una mirada diferente donde se despatologice la problemática: desde el modelo médico se aborda el síntoma, se reconoce el conflicto, se busca la causa eliminando el malestar presente; desde un enfoque sistémico se reconoce su origen, su historia, los antecedentes individuales, los aspectos sociales y generacionales que son coherentes con la descripción del malestar expresado por el paciente y su familia. Lo que identifica como “problema” es analizado por terapeutas en grupos de supervisión con diferentes miradas involucrando a los participantes a reflexionar y encontrar coherencia y resignificando ese sufrimiento que manifiestan.
Felicito y agradezco a Crisol por su contribución en la formación de terapeutas familiares.
El presente artículo forma parte de la publicación: Julio 2024. Maestría en Terapia Familiar y Prácticas Sistémicas Crisol 2024. Boletín Crisol. Año 1, Vol. 4.
Acerca de la Autora
Sandra Rodríguez
Es alumna de la maestría en terapia familiar en el Instituto Crisol, XXXII Generación
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