Trauma y evento
Trauma y evento: Estas dos palabras nos llevan a la reflexión, a un espacio donde una implica cicatrices y la otra evolución. ¿Hay algún punto donde se pueden unir? ¿Se pueden desmadejar la experiencia para entender su profundo significado?
El trauma es una experiencia abrumadora que sobrepasa nuestra capacidad de regular nuestras emociones, resultando en fragmentación y disociación. Un evento crea una experiencia reparadora.
A lo largo de dos días, en la 16a edición del Practicum 2024: “Prácticas Dialógicas, del trauma a la Transformación” del Instituto Crisol se revisaron dos casos uno de terapia familiar y otro de pareja. Los dos con distintos abordajes. La psicóloga Adela García de Argentina, frente a un caso que toca los retos de este siglo para la terapia de pareja, donde los marcos de referencia marcan nuevos mapas del mundo.
De pronto el terapeuta se enfrenta a sí mismo revisando que le pasa a él frente a lo que se le presenta y desde ahí haciendo uso de su capacidad poder hilar una sesión que permita hacer un movimiento.
En el caso del Dr. Vincenzo Di Nicola de Canadá, una consulta que teje distintos modelos de trabajo que permiten hilvanar en la terapia familiar significados nuevos, usando contratos que permiten desanudar los conflictos.
Los invitados nacionales hicieron un recorrido en su trabajo de adicciones, suicidio, secuestro, violencia, niños de la calle y psicosis.
Hacer el paso de una experiencia traumática y permitir que esto pase a un evento transformador, fue el abordaje del Dr. Javier Vicencio director de CRISOL. Un ritual en una experiencia personal como hilo conductor para salir de un lugar de profundo dolor para él y su familia, que implícitamente abrió un camino hacia un lugar donde otra página se abre, sin borrar las cicatrices de lo vivido.
Un espacio de transformación
Komorebi es una palabra japonesa que designa el resplandor de luces y sombras que crean las hojas al mecerse con el viento. Es un espacio de tiempo que existe una vez, en ese momento.
Cada evento que surge como transformación a algo que se percibe sin movimiento, sin aire, que se vive empantanado, mientras supura; tiene la fuerza para crear una nueva dimensión, tan sutil a veces como el movimiento de las hojas que nunca es igual y lo hace único solo para ese instante.
Es la luz del sol filtrándose a través del follaje, haces de luz que iluminan y deslumbran al mismo tiempo, como si de alguna forma, estuvieran siendo tocadas e inspiradas por una energía que renueva y que tan solo durará un fragmento de tiempo, permitiendo la creación de un paisaje distinto.
A veces incluso en las pequeñas cosas, aparece la magia que impulsa hacia otro lugar, a crear nuevas posibilidades para estar de otra manera.
La terapia familiar es un arte que se hace de la poesía, de la filosofía hilada a la experiencia de otros que abona a encontrar un hilo para desmadejar los estados emocionales que no nos permiten avanzar y qué nos aprisionan.
El presente artículo forma parte del Boletín Crisol año 1, Vol. 1 Abril 2024, Practicum 2024, Ecos Practicum.
Acerca de la autora
Claudia Gómez
Es terapeuta psicocorporal/ T.F Crisol
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