Sobre el Congreso Relates 2024
La interseccionalidad sistémica hacia una cultura de Paz, fue el título del XX Congreso internacional de RELATES en La UVM de Guadalajara. Un título que me puso contra las tablas pues entender su profundo significado merece entender el concepto y después intentar hilarlo con las veinte ponencias de distintos especialistas.
Voy a comenzar con la última idea del congreso, “una cultura de paz”. Como concepto invita a entender la dificultad que tenemos para hilvanar el conjunto de valores, actitudes y comportamientos que necesitamos para promover la resolución pacífica de conflictos. Quizá apenas la vislumbramos como idea, pues el respeto a los derechos humanos y la convivencia armoniosa entre individuos y comunidades está supeditada a la cultura, intereses políticos y económicos y a una desigualdad económica y social.
Ideas que a veces pueden sonar trillados donde se enfatiza la importancia de construir una sociedad que rechace la violencia y fomente el diálogo y la cooperación. ¿Será que podamos?
Sobre el primer concepto “interseccionalidad sistémica”, encontré que el término fue acuñado por Kimberlé Crenshaw abogada y académica estadounidense especializada en el campo de la teoría crítica de la raza en 1989 y ha sido usado para analizar la desigualdad social. Brotando en un inicio en el feminismo afroamericano, su aplicación se ha expandido a otros campos como la salud, la educación y las políticas públicas.
Es una herramienta que permite entender y combatir la complejidad de las desigualdades sociales, reconociendo que las experiencias de opresión y privilegio son multifacéticas y están profundamente interconectadas.
Una vez analizado los conceptos, busqué tejer lo uno con lo otro y encontrar la congruencia entre algunas de las ponencias. Decidí desmadejar al menos tres de las que me parecieron más importantes y ampliar la mirada hacia el tejido social, cultural e histórico que proponían.
Desde Francia en una grabación, Boris Cyrulnick apuntaló la importancia de las condiciones para adquirir un sentido de resiliencia definiéndola como el inicio de un nuevo desarrollo después de un trauma. Enfatizó la importancia de los primeros años de vida y cómo las experiencias tempranas, incluso prenatales, pueden afectar el desarrollo posterior.
Considera que es posible recuperarse y crecer a partir de experiencias dolorosas o adversas. Pero en muchos casos el contexto social y cultural juega un papel importante en el proceso de superación.
Propone que es posible dar sentido al sufrimiento y utilizarlo como base para el crecimiento personal. Integra conocimientos de neurología, psiquiatría, psicoanálisis y etología en su enfoque del desarrollo humano en la resiliencia.
Considera que los cambios culturales y sociales, incluso aquellos provocados por catástrofes como epidemias, pueden influir en la forma en que las personas se recuperan de los traumas. Enfatiza que comprender las situaciones traumáticas es fundamental para superarlas, más allá de simplemente olvidarlas o utilizarlas. Sin duda tiene una visión optimista sobre la capacidad humana para superar adversidades y crecer a partir de ellas, siempre considerando la importancia del contexto social, cultural y afectivo en este proceso.
La participación de Kim Phúk de Vietnam fue por demás un testimonio de esto que Cyrulnick menciona; en su caso una guerra incomprensible en Vietnam que le dejó quemaduras en el 80% del cuerpo. De ahí se fue tejiendo hacia adentro una crisis que la llevó a tocar el repudio, el dolor, el odio, la vergüenza y las preguntas sin respuestas ¿por qué a mí?
La posibilidad de rearmarse a partir de un encuentro con una Biblia, con el apoyo de su familia y la relación con su pareja fueron fundamentales en los años donde transitaba por las ideas de quitarse la vida y de darle sentido a lo que le ocurrió. Si lo revisamos en un marco analítico específico que examina cómo múltiples categorías sociales interactúan para crear experiencias únicas de opresión o privilegio, tendríamos que revisar la historia de la guerra, el lugar donde ella vivía y la relación afectiva con su comunidad y familia. Con este marco de referencia más ampliado podríamos entender como este testimonio se suma a la mirada de Cyrulnik cuando plantea como el desarrollo emocional de un niño afectará la manera en que atraviesa los retos que la vida le presente. Kim tuvo durante los primeros nueve años una relación segura en su familia.
Claudia Ruiz y yo tuvimos la fortuna de un encuentro personal con ella y su esposo Bui Huy Toan. Sin duda este dejó una impronta en nuestra alma. Una oportunidad para hilvanar más fino el contexto de los eventos, permitiendo que en el tejido aparezcan nuevas maneras de abordar el dolor. Durante la hora que duró el encuentro quedó patente la transparencia de nuestra alma cuando queda expuesta a tantísimo dolor. Aparece el camino que sutura de a pocos, atravesando espacios oscuros donde uno cree ya no poder más, donde las heridas más profundas van encontrando un sentido. Su presencia amorosa sostenida en sus creencias acariciaron con su mirada lo que palpita por dentro. Fui testigo de un momento de profunda vulnerabilidad. Así cuando habló de amor, el propósito del dolor fue acariciado con una mirada humanizante.
La ponencia del Dr Javier Vicencio en el marco de la terapia dialógica individual, planteó la posibilidad de usar un modelo de mapas que se organizan secuencialmente y que permite hilvanar estas ideas, poniéndolas en práctica en el consultorio. Propone impulsar una cultura de paz interior que permita expandirse hacia afuera, tejer los conceptos de interseccionalidad sistémica para ponerlos en práctica con un modelo que funciona y que ilustró con la terapia de Cassandra, una jóven que lucha porque su voz sea escuchada.
Sin un mapa del mundo que sume los contextos culturales y sociales de cada individuo y la capacidad para enfrentar los retos que presenta la vida actual, es difícil poder generar las herramientas preventivas que permitan que una sociedad del cansancio, (Byung Chul Han) una sociedad líquida (Zygmund Bauman) y una cultura del “Sprint” puedan tejerse hacia conceptos tan abstractos.
La interseccionalidad implica reconocer que las identidades sociales como género, raza, clase y orientación sexual, no son independientes, sino que interactúan de maneras complejas. Esta interacción crea experiencias únicas de opresión y privilegio, lo que hace que el análisis sea más complicado que simplemente sumar categorías individuales.
La interseccionalidad, al requerir un enfoque multidimensional, desafía estas narrativas simplificadas, lo que puede generar resistencia tanto en el ámbito académico como en la práctica.
Existe una falta de comprensión generalizada sobre qué es la interseccionalidad y cómo se aplica. Sin educación adecuada, es difícil que las personas reconozcan la importancia de considerar múltiples ejes de identidad y opresión al analizar problemas sociales. Desafía las estructuras de poder existentes y puede ser vista como una amenaza para aquellos que se benefician de las jerarquías sociales.
Por lo tanto, las estrategias para abordar estas desigualdades deben ser igualmente diversas y adaptadas a contextos específicos, lo que puede complicar la formulación de políticas y acciones efectivas.
Acerca de la Autora
Claudia Gómez
Es terapeuta psicocorporal y terapeuta familiar en el Instituto Crisol.
No Comments