Mi experiencia como alumna de la Maestría en Terapia Familiar Crisol
Pensar en esos años de estudiante como alumna de la maestría en terapia familiar, me lleva a conectar tres palabras principalmente.
Inspirador
Fue encantador escuchar de las voces de los profesores que forman parte de la institución, una forma tan singular para “tejer” la información teórica con la información que proporcionan los consultantes en las supervisiones y en los diferentes ejercicios que presentaban durante las clases. Además, fue extraordinario observar cómo ese tejido propicia un acompañamiento coherente, cálido y único a la experiencia del consultante dentro del proceso psicoterapéutico. Crear intervenciones que generen sentido en los pacientes, es un arte y ese arte se logra de forma artesanal en cada una de las sesiones; el modelo de Crisol me permitió crear esa artesanía con cada caso que he tenido oportunidad de atender.
Asombroso
Lo más atractivo, que fue mi principal expectativa al estudiar una maestría, fue obtener supervisión clínica que me llevara de la mano para integrar los conocimientos teóricos con la práctica; lo sorprendente de esta parte de la maestría fue que tuve un maravilloso equipo de colegas acompañándonos, no solo fue el supervisor sino las voces de todos unidas para apoyar al terapeuta responsable del caso.
Evolución
Un modelo psicoterapéutico que me enseño movimiento, que me ayudó a encontrar un espacio para colocar mis emociones y mis ideas dentro de las sesiones con los consultantes y que me ayudó a transformar las intervenciones terapéuticas.
Fue una experiencia que me ayudó a crecer no solo como profesional, se convirtió en un gran desarrollo personal y agradezco a todos los involucrados e involucradas en ese proceso.
Muchas gracias por compartir su experiencia y apoyo a todos los que conforman el instituto de terapia familiar, CRISOL.
El presente artículo forma parte de la publicación: Julio 2024. Maestría en Terapia Familiar y Prácticas Sistémicas Crisol 2024. Boletín Crisol. Año 1, Vol. 4.
Acerca de la Autora
Alejandra Hernández Gurrola
Es psicóloga y maestra en terapia familiar por el Instituto Crisol
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