Cómo nace CRISOL: la capacidad de ver más allá del diagnóstico
En 1979 me preguntaba qué estaba haciendo en México, después de haber vivido varios años en Inglaterra y al llegar fue notorio encontrarme con una realidad en la atención a la salud mental que estaba centrada en la atención individual de índole psiquiátrico, más que psicoterapéutico, situación que prevalece hasta nuestros días.
En los años que estuve en Londres, en el único servicio donde se practicaba la intervención en crisis, me tocó vivir la transición desde el psicoanálisis individual a la terapia familiar, por lo que me puse a pensar que México era un lugar donde se podía hacer mucho para la formación de terapeutas sistémicos, particularmente por la cercanía a Estados Unidos de donde salieron los fundadores de la terapia sistémica.
¿Por qué “crisol”?
Encontrar un nombre para el instituto no me sería tan difícil, pues en aquel entonces escribía mis sueños y en uno de ellos un recipiente se acercaba a mí; aparentaba ser una copa, pero al examinarlo más de cerca vi que era un cuenco, más bien parecido a un crisol.
Si buscamos el significado en el diccionario un crisol, dará cuenta de que es un recipiente resistente al calor que se utiliza en los laboratorios para fundir metales para que de ahí salga su versión más pura; oro, plata, etc.
Si hablamos en términos terapéuticos; esta es una herramienta que permite encontrar los mejores recursos con los que una persona cuenta en épocas de crisis. Si nos quemamos por dentro, podemos transformar y encontrar habilidades que quizás no habíamos identificado y estas nos permitan transitar desde una posición que experimentamos como si no tuviéramos salida, hacia una de mayor integración.
Si un crisol sirve de precipitante a una crisis para que logre hacer una transición, requiere de las relaciones más significativas que normalmente provienen de la familia.
El crisol en la terapia sistémica
Carl Whitaker usó el nombre de crisol en la intervención con una familia que enfrentaba al diagnóstico de esquizofrenia de su hija y en la terapia se descubre que el verdadero problema era una situación de crisis en la pareja. El cuenco permitía ver más allá del diagnóstico de la hija, limpiando el contenido para develar la pureza de lo que en realidad estaba pasando.
Más adelante cuando pensé en los mapas como modelo, el crisol me permitió depurar las influencias más importantes para la terapia sistémica, desde sus fundadores hasta la fecha y entender el contexto socio político, histórico y cultural en México. Desde una perspectiva epigenética, el terapeuta sistémico incluye las diferentes teorías y las voces significativas que han sido de inspiración en su formación. El crisol entonces le permite ir encontrando lo mejor de eso que ha aprendido.
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